Objetivos:
- Establecer una función óptima del riñón.
- Conocer las expectativas que tiene el paciente con respecto a la rehabilitación sexual para poder intervenir.
- Prevenir las complicaciones postoperatorias.
- Evitar el dolor y las molestias.
Diagnóstico:
- Disfunción urinaria (frecuencia, nicturia, incontinencia, hematuria) relacionada con el tumor de próstata y a las secuelas de la intervención quirúrgica.
- Posibilidad de disfunción sexual debida a la cirugía radical y al tratamiento externo por radiación.
- Complicaciones potenciales (hemorragia, infección urinaria, estenosis uretral) debido al procedimiento quirúrgico.
- Dolor y molestias relacionadas con espasmos vesicales y el procedimiento quirúrgico
Actividades:
- Conservar el drenaje vesical adecuado mediante sonda a permanencia o cistostomía suprapúbica; la función renal suele mejorar al establecer el drenaje.
- Vigilar muy de cerca a los enfermos; una vez que se instituya el drenaje, la presión arterial fluctúa y la función renal puede disminuir los primeros días después de iniciar el drenaje.
- Asegurar una hidratación adecuada; los pacientes suelen estar deshidratados por auto limitación de líquidos a causa de la frecuencia.
- Pesar diariamente al paciente y vigilar la ingestión y eliminación de líquidos.
- Dar líquidos intravenosos según las necesidades indicadas por el estado clínico y las determinaciones de electrolitos séricos.
- Incentivar al paciente para que exprese sus preocupaciones y sus necesidades sexuales.
- Comprender las etapas (choque y negación, tristeza, resolución) por las que pasa el paciente a causa de la disfunción sexual.
- Esperar algunos sentimientos de depresión, ansiedad, enojo y regresión del paciente.
- Buscar pruebas de hemorragia en el frasco de drenaje, en apósitos y en el sitio de incisión.
- Tomar signos vitales con tanta frecuencia como lo indique el estado clínico; comparar con los signos vitales preoperatorios para valorar el grado de hipotensión presente.
- Observar si la piel está fría, sudorosa, hay palidez, inquietud, caída de la presión arterial o aumento de la frecuencia del pulso.
- Prepararlo para intervención quirúrgica si persiste la hemorragia.
- Vigilar si hay otras complicaciones postoperatorias: infección urinaria, choque séptico, uretritis, o complicaciones tardías: estenosis uretral y del meato interno.
- Conservar al paciente quieto y tranquilo en el postoperatorio inmediato, para evitar hemorragias.
- Utilizar tranquilizantes, sedantes, antiespasmódicos y los analgésicos adecuados para controlar el dolor.
- Dar antiespasmódicos (bromuro de propantelina) según se indique.
- Explicar al paciente el objetivo de la sonda: comentarle que la urgencia por orinar se debe a la presencia de la sonda y el espasmo vesical. (contracciones dolorosas de la musculatura de la pared y el cuello de la vejiga).
- Ayudar al paciente a caminar tan pronto como sea posible; no sentarlo por periodos prolongados, ya que ello aumenta la presión intraabdominal y la posibilidad de hemorragias.
Resultados:
- Logra alivio de la disfunción urinaria.
- Expresa en forma verbal las estrategias para hacer frente a los temores, la disfunción sexual y la ansiedad.
- No muestra signos de complicaciones: no hay pruebas de hemorragia o infección.
- Informa disminución de las molestias y el dolor; toma una cantidad mínima de analgésicos.
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